El Mundo durante la primera mitad del siglo XX
Durante los primeros años del siglo XX, las potencias imperialistas europeas entraron en una competencia por la supremacía económica y militar que derivó en una guerra con alcance Mundial. Como resultado, Europa inició un proceso de decadencia, Estados Unidos se convirtió en la primera potencia industrial del mundo, en Rusia triunfó la revolución socialista y Japón experimentó un avance industrial que afectó los intereses coloniales de europeos y estadounidenses.
Los efectos de la crisis del capitalismo en los años de la Gran Depresión, el auge de los nacionalismos y el fantasma del comunismo facilitaron el ascenso de gobiernos totalitarios en Europa y Asia, los cuales remplazaron la democracia liberal y encendieron, una vez más, las llamas de la guerra que consumió al mundo entre 1939 y 1945.
La Primera Guerra Mundial
Las tensiones generadas por la carrera imperialista entre las potencias europeas terminaron por hundir a los contendientes en una larga guerra que dejó sus economías agotadas y más de 9 millones de muertos.
Europa comienzos del siglo XX
Desde finales del siglo XIX, las potencias industriales europeas se encontraban consolidando su supremacía política y económica sobre el resto del mundo. Gracias a la superioridad militar y al control político y administrativo que ejercían en África y gran parte de Asia y Oceanía, Gran Bretaña, Francia, Alemania y, en menor medida, Italia aseguraron diversos mercados para sus manufacturas, al tiempo que obtenían materias primas para sus industrias. Por su parte, el imperio otomano, el ruso y el austro-húngaro, con un menor desarrollo industrial, experimentaron algunos problemas y desórdenes internos. Fuera de Europa, solo los Estados Unidos y Japón aparecían como nuevas potencias capaces de competir con los europeos.
Este panorama de estabilidad política y económica acompañado de avances científicos e innovaciones tecnológicas como el automóvil, el avión, el teléfono, el fonógrafo y el cinematógrafo, aumentó la confianza y el sentimiento de superioridad europeo. Por ello, Francia organizó la Exposición Universal de 1900, para que todas las naciones presentaran sus avances en las artes, las ciencias, la industria y la agricultura. Años después, los europeos recordarían con nostalgia esta etapa a la que llamaron la Belle Époque o Época Bella.
LA PAZ ARMADA
El avance industrial europeo llevó a una creciente rivalidad entre las potencias imperialistas, especialmente porque el auge de Alemania despertó recelos en Gran Bretaña y Francia. Las potencias iniciaron una carrera armamentista: desarrollaron armas como acorazados y submarinos; implantaron el servicio militar para aumentar los ejércitos y fomentaron, a través de la prensa, el sentimiento patriótico en cada nación.
En la primera mitad del siglo XX, la mayor parte de los territorios de África y Asia se encontraban bajo el control colonial de las potencias europeas, lo cual permitió que estas poblaciones se integraran al mercado mundial, pero como productores de materias primas, y receptores de productos manufacturados de las metrópolis. Bajo este sistema, los acontecimientos del Viejo Continente repercutían directamente en estos pueblos, por lo cual las colonias sufrieron también los efectos de las dos guerras mundiales y de la Depresión económica. Finalmente, el declive de las potencias europeas, y el aumento de los movimientos nacionalistas, acabarían con el viejo sistema colonial.
Los efectos de la crisis del capitalismo en los años de la Gran Depresión, el auge de los nacionalismos y el fantasma del comunismo facilitaron el ascenso de gobiernos totalitarios en Europa y Asia, los cuales remplazaron la democracia liberal y encendieron, una vez más, las llamas de la guerra que consumió al mundo entre 1939 y 1945.
La Primera Guerra Mundial
Las tensiones generadas por la carrera imperialista entre las potencias europeas terminaron por hundir a los contendientes en una larga guerra que dejó sus economías agotadas y más de 9 millones de muertos.
Las tensiones generadas por la carrera imperialista entre las potencias europeas terminaron por hundir a los contendientes en una larga guerra que dejó sus economías agotadas y más de 9 millones de muertos.
Europa comienzos del siglo XX
Desde finales del siglo XIX, las potencias industriales europeas se encontraban consolidando su supremacía política y económica sobre el resto del mundo. Gracias a la superioridad militar y al control político y administrativo que ejercían en África y gran parte de Asia y Oceanía, Gran Bretaña, Francia, Alemania y, en menor medida, Italia aseguraron diversos mercados para sus manufacturas, al tiempo que obtenían materias primas para sus industrias. Por su parte, el imperio otomano, el ruso y el austro-húngaro, con un menor desarrollo industrial, experimentaron algunos problemas y desórdenes internos. Fuera de Europa, solo los Estados Unidos y Japón aparecían como nuevas potencias capaces de competir con los europeos.
Este panorama de estabilidad política y económica acompañado de avances científicos e innovaciones tecnológicas como el automóvil, el avión, el teléfono, el fonógrafo y el cinematógrafo, aumentó la confianza y el sentimiento de superioridad europeo. Por ello, Francia organizó la Exposición Universal de 1900, para que todas las naciones presentaran sus avances en las artes, las ciencias, la industria y la agricultura. Años después, los europeos recordarían con nostalgia esta etapa a la que llamaron la Belle Époque o Época Bella.
LA PAZ ARMADA
El avance industrial europeo llevó a una creciente rivalidad entre las potencias imperialistas, especialmente porque el auge de Alemania despertó recelos en Gran Bretaña y Francia. Las potencias iniciaron una carrera armamentista: desarrollaron armas como acorazados y submarinos; implantaron el servicio militar para aumentar los ejércitos y fomentaron, a través de la prensa, el sentimiento patriótico en cada nación.
En la primera mitad del siglo XX, la mayor parte de los territorios de África y Asia se encontraban bajo el control colonial de las potencias europeas, lo cual permitió que estas poblaciones se integraran al mercado mundial, pero como productores de materias primas, y receptores de productos manufacturados de las metrópolis. Bajo este sistema, los acontecimientos del Viejo Continente repercutían directamente en estos pueblos, por lo cual las colonias sufrieron también los efectos de las dos guerras mundiales y de la Depresión económica. Finalmente, el declive de las potencias europeas, y el aumento de los movimientos nacionalistas, acabarían con el viejo sistema colonial.
En la primera mitad del siglo XX, la mayor parte de los territorios de África y Asia se encontraban bajo el control colonial de las potencias europeas, lo cual permitió que estas poblaciones se integraran al mercado mundial, pero como productores de materias primas, y receptores de productos manufacturados de las metrópolis. Bajo este sistema, los acontecimientos del Viejo Continente repercutían directamente en estos pueblos, por lo cual las colonias sufrieron también los efectos de las dos guerras mundiales y de la Depresión económica. Finalmente, el declive de las potencias europeas, y el aumento de los movimientos nacionalistas, acabarían con el viejo sistema colonial.